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martes, 3 de febrero de 2009

Finalmente, todos tienen lo suyo

Efectivamente, mis fuentes no me informaban mal. Había un tercer hombre en la trama de los Goya. Hoy, El Mundo, en una genial -y sospechosa- jugada, lo saca a la luz y de paso, le devuelve la estatuilla robada a su legítimo dueño. Nos quedamos sin robo perfecto. Porque no sólo había un tercer hombre, sino que ya todos saben quién es: se llama Paco, aunque sus amigos le conocen como Kiko, es un joven crítico de cine al que las cosas no le van muy bien y al que, probablemente, en la próxima fiesta a la que vaya, le intentarán partir la cara, porque este tipo de bromas no suelen gustar demasiado. Y sé lo que me digo.

No obstante, a mí me sigue pareciendo genial, tanto el robo en sí, como la estrategia de El Mundo, liderada por Pedro J., quien, ni corto ni perezoso ha subido a la web de su diario un vídeo en el que habla de Bogart, de El Halcón Maltés y de lo que sale de las narices, mientras, siempre muy sonriente, acaricia el Premio de la Academia tal y como el Doctor Gang -el archienemigo del Inspector Gadget- acariciaba a su gato. Espléndido. Pero lo mejor estaba por llegar: no contentos con destapar la trama, esta tarde han organizado un encuentro digital con el secuestrador. Me he reído mucho leyéndola e incluso me he tomado la libertad de lanzar una pregunta, que ha sido cortésmente respondida por Kiko. Aquí va una selección:

-Por qué elegiste El Mundo como lugar para devolver tu Goya? No te planteaste devolverlo a su dueño o a otro medio de comunicación?
-Considero que El Mundo es foro de crítica y libertad idóneo para ello, una garantía de periodismo libre y veraz.

-Querido hombre misterioso. ¿Fue algo premeditado o pensó que llevarse a casa un Goya ajeno era "un tren de esos que sólo pasa una vez en la vida"?
-Fue algo casual, inesperado, totalmente improvisado: la visión de un Goya tirado en el suelo de un sórdido ropero en un antro nocturno fue para mi una metáfora clara de la situación del cine español.

-¿Qué tal esa resaca?
-La visión del Goya al despertar, en mi estantería, rodeada de trastos, en medio de los efluvios resacosos, fue al mismo tiempo épica y lamentable.

-¿Has pedido ya disculpas a Albert Solé por haberle robado la estatuilla?
-Siento ante todo el posible disgusto y stress de este señor, pero creo que debe valorar que en pocas horas ha recuperado su merecido Goya. ¿Creéis que cualquiera lo hubiera devuelto? Si él ama el cine tanto como yo, creo que sabrá disculpar este ejercicio de libre expresión y protesta. No ha habido perjudicados; finalmente, todos tienen lo suyo.

-¿Se te ha pasado por la cabeza la posibilidad de huir a otro país, tipo Dioni, o Rodríguez Menéndez? ¿Son éstos unos referentes para ti?
-Empiezo a sentirme acosado y vigilado por los gurús que rigen el falso sistema en el que habitamos... ¿Tienes una cama libre donde acogerme esta noche? No puedo volver a casa.

-¿No te parece curioso que este medio critique la actuación de El Intermedio ayer y al mismo tiempo dé cobertura a su reclamación en la que sí medió la comisión de un delito?
-No es un delito, no robé nada, me lo pusieron en la mano y estaba tirado en el suelo sucio de un oscuro garito "underground". Creo sinceramente que dicho Goya podría haber acabado en la basura o en manos de dos pastilleros o borrachos que pasaran por allí... yo lo puse a salvo y la prueba es que ahora mismo está en las manos de su legítimo dueño, ¿no?


P.D.: Mira que he estado cientos de veces escuchando buena música en ese "oscuro garito underground" y mira que he visto cosas raras tiradas en su "sucio suelo", pero la verdad, como ésta, ninguna. Lo dicho: sencillamente genial. 

lunes, 2 de febrero de 2009

Solé desolado


Me llaman y me dan la noticia. Me parto de risa. Es cruel, lo sé, pero me parto. Me cuentan que han robado un Goya. Pero no un cuadro del genial Don Francisco, sino una estatuilla de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España. Lo compruebo y al parecer es cierto. El premio que anoche Albert Solé ganó con su documental, Bucarest, la memoria perdida, se esfumó pocas horas después en un garito del centro de Madrid donde Álex de la Iglesia y su equipo de Los crímenes de Oxford celebraban sus tres premios (dirección de producción, música y montaje). Allí, Solé cometió el error de dejar su estatuilla en el guardarropa y horas después, bien entrada la madrugada, se produjo el siguiente diálogo:

Albert Solé: Hola, vengo a recoger mi chupa y mi Goya.
Chica del guardarropa: ¿Tu Goya? Se lo he dado hace un rato a un chico con gafas.

Un amigo que estaba presente, me asegura que a partir de ahí se montó un buen pollo. Gritos, insultos, acusaciones... Solé primero perdió los papeles (lanzó una copa al ropero al grito de "¡Qué me deis mi puto Goya, hostia!") y después rompió a llorar. Oficialmente hay sólo dos sospechosos: Jorge Guerricaechevarria, quien optaba al premio por el mejor guión adaptado y el propio Álex de la Iglesia, quien estaba nominado doblemente por la mejor película -como productor- y al mejor director. Los dos se fueron de vacío de la ceremonia, y según me cuentan fuentes de total confianza, al llegar a la fiesta no parecían de muy buen humor. Hasta el punto de que Álex de la Iglesia llegó a decir: ¡Qué le jodan a la Academia! ¡Pues yo no me marcho a casa sin un puto Goya!

Lo que -de momento- pocos saben, es que hay un tercer sospechoso. Un extraño que, con un poco de suerte, tal vez haya conseguido llevar a cabo el robo perfecto...