
No, ni tengo un perfil de Facebook ni lo pienso tener nunca. No sólo no me interesa lo más mínimo sino que se ha convertido en algo personal: lo odio. Me parece que atenta contra la intimidad a unos niveles escandalosos y lo que es aún peor, limita las relaciones personales. Las conversaciones se mantienen mano a mano en bares, prostíbulos, casinos, estaciones de tren, o en cualquier otro sitio sensato, pero no a través de una maldita pantalla. Eso, a corto plazo, va a derivar en una seria confusión de la gente con respecto a su personalidad, ya que, como mínimo, van a tener dos, y probablemente, muy diferentes: la del "mundo real" y la del "mundo 2.0". Si a día de hoy, la gente es incapaz de comunicarse, de expresar sinceramente lo que piensa y lo que siente, me pregunto qué pasará cuando las redes sociales se hagan las dueñas del cotarro. Tengo la sensación de que va a ser un desastre total.