Hace muy poco tiempo, un negro la hizo sonar en una máquina musical. Empecé a disfrutar pero a los pocos segundos, un blanco introdujo medio dólar y la música se mudó a otra esquina, simplemente desapareció. Todo se esfumó. Lo curioso del asunto es que, un par de semanas después, en otro contexto y en otro lugar, la música vuelve a presentarse, como si fuera un viejo amigo. A veces, esta canción resuena en mi cabeza. Y también suena en mi memoria, suena en mi alma. Es un temazo. Es la Casa del amanecer. También suena en Casino. Todos liquidados
aquí. Definitivamente
The Animals son unos animales.
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