domingo, 26 de septiembre de 2010

martes, 14 de septiembre de 2010

Bird & Dizzy

Dizzy for President



El 21 de octubre de 1963, con motivo de su 46 cumpleaños, Dizzy Gillespie presentó su candidatura a la presidencia de los Estados Unidos. La cosa iba muy en serio. 

Dentro de su programa, destacaban los siguientes apartados:

1.- Se cambiará el nombre de la Casa Blanca por la Casa del Blues.
2.- Se eliminará el impuesto sobre la renta.
3.- Se legalizarán las apuestas ilegales.
4.- Se disolverá el FBI.
5.- Todos los jueces y fiscales de los estados del sur únicamente podrán ser gente de color.
6.- El ejercito y la marina colaborarán para que ningún promotor saque demasiada tajada del timo del doble bolo.
7.- Todos los embajadores estadounidenses (excepto Chester Bowles) serán destituidos y en su lugar se nombrarán a músicos de jazz. Thelonious Monk será contratado durante cuatro años como embajador plenipotenciario itinerante.
8.- Miles Davis será el director de la CIA y Ray Charles se hará cargo de la Biblioteca del Congreso.
9.- Malcom X será nombrado Fiscal General de los Estados Unidos.
10.- Louis Armstrong será ministro de Agricultura y Duke Ellington ministro de Estado.

Finalmente Dizzy Gillespie no fue candidato oficial. Barry Goldwater se enfrentó a Lyndon B. Johnson y éste ganó las elecciones de 1964. Dizzy dijo, acerca de esto: "Para la historia, Johnson ha quedado como un presidente bastante bueno, pero en esa época yo no pensaba que hubiera posibilidades de elección. Yo era la única opción para cualquiera que tuviera la cabeza en su sitio."

sábado, 11 de septiembre de 2010

Escenas IV





Peces (detalle)


Peces





Cosas de las que hablan los tubabs en una isla desierta

De mosquitos, mosquiteras, malaria y vacunas. De todos los países -¡cuántos!- han conocido y de las anécdotas tan interesantes que les sucedieron allí. Hablan de botiquines y mochilas. De lo barato y caro que es todo. Del avión de ida, del avión de vuelta. De la Black&Decker (?). Hablan de la gente tan maravillosa que han conocido aquí y allá. De lo duro y jodido que resulta viajar sola siendo mujer. De Mariano Rajoy. De los mosquitos (otra vez). Y de moscas, arañas, cucarachas, ratas, termitas, pulgas y demás bichos (si el viaje está siendo muy "salvaje", se pueden añadir a la lista hipopótamos, monos, tigres, leones, perros o gatos, todo vale). Hablan -siempre- en primera persona: yo, yo, yo. Hablan de aeropuertos, de tomates, de lo sucio que está todo y de las cosas más ridículas que uno pueda imaginar. Obviamente se habla poco sobre África, sobre los negros, las negras, la música, la naturaleza. Ni rastro de la cultura local. Ni para bien, ni para mal. Ni un ápice de interés por dónde se está. Ni siquiera se plantean por qué están allí. Se habla mucho -demasiado- de la vuelta. Se intercambian direcciones, facebooks, emails, teléfonos y demás. También se intercambian algún polvo ocasional y muchas promesas -ridículas- de verse de nuevo, de hacer un arroz "a la africana" en Toledo, en Cádiz o en Barcelona.


Son tres o cuatro los tubabs que hablan. Yo les observo en silencio, en la oscuridad, desde lejos. Ellos no me ven. Una es muy pequeña, muy poquita cosa pero grita mucho. Lleva botas, pantalones y camisa a juego de Quechua. Sólo le falta el salacot. Saca un abanico y se queja del calor. Llega un sonido de djembe de la playa. Alguien sugiere ir. Demasiado lejos, opina uno. Demasiado arriesgado, dice otra. Vayamos a la cama, estamos cansados, mañana hay que madrugar. Miro por todas partes pero no veo ni rastro de África. Aquí sólo hay negros y mosquitos, dicen. Son todos unos salvajes, coño. ¿Qué carajo hacemos aquí? Volvamos a casa.