viernes, 31 de octubre de 2008

God bless America

Apenas quedan unos días para las elecciones en los Estados Unidos, donde su sabio pueblo votará al nuevo líder del mundo libre, azote del mal, ayatolá del rock and roll y maharajá de Rawhajpurtalah.

Todo indica que ganará Obama (al margen de las encuestas, con tan sólo pensarlo un instante lo de McCainn y Palin suena a chiste de mal gusto) pero como los yankis son idiotas, nunca se sabe. En fin,  gane quien gane, a ver si hay suerte y dejan de joder a todo el planeta.

Con respecto a las votaciones, se acaba de estrenar "Recount" una curiosa e interesante película de la genial factoría de HBO en la que cuentan la historia de las elecciones de 2000 y de cómo transcurrió todo el turbio asunto del recuento de votos en Florida con la consiguiente derrota de Al Gore. Merece la pena.

Quieren el cielo

Con un pulmón perforado, que hace que cada paso se convierta en una auténtica pesadilla, me he arrastrado hasta el Patio, donde anoche había una pequeña obra de teatro.

Cientos de personas se congregan allí para beber, fumar, reír y sobre todo para hablar, la gente nunca deja de hablar. En sus seis pisos, se puede encontrar de todo: ropa gratis, una pequeña biblioteca, unas vistas maravillosas que dominan todo el barrio, talleres de todo tipo y por supuesto, alguna que otra reunión clandestina... La verdad es que estos tipos no se lo montan nada mal. Cada vez que me paso por allí tengo buenas sensaciones.

Resulta divertido caminar sin rumbo por las entrañas del edificio. Siempre pasan cosas interesantes. En la cocina, en el bar, en la azotea o en cualquiera de sus docenas de salas se suelen ver escenas curiosas. Desgraciadamente, no se pueden contar: lo que pasa en el patio, obviamente se queda en el patio.

jueves, 30 de octubre de 2008

Asco


La situación cada vez me entristece más. Da igual lo bajo que puedan llegar a caer porque una y otra vez son capaces de superarse. Recuerdo a una persona que hace tiempo le dijo a otra: "no hay palabras para describir lo asqueroso que eres". Y con estos tipos, es exactamente así; por más que me esfuerzo, no encuentro palabras para expresar lo que siento hacia ellos. Si acaso, algunas se aproximan: repugnancia, repulsión, asquerosidad, aversión, odio, animadversión, grima, desagrado, aborrecimiento, empalago, empacho, inapetencia, saciedad, hastío, desapego, antipatía, tirria, manía, disgusto, temor, angustia, desazón, náusea, arcada, basca, vahído o vómito.

Son unos cobardes, unos ignorantes y unos hijos de la grandísima puta.

martes, 28 de octubre de 2008

El caso y la casa

El caso es, sencillamente, asqueroso. La casa no está mal, aunque podía ser un lugar maravilloso. Hay talleres literarios y de fotografía; cursos de cómo abrir cerraduras, sin llaves, claro; algunas litronas por el suelo; muchas puertas que abrir y muchos cuartos por explorar. Muchas cosas, en general, pero sobre todo hay un montón de personas con inquietudes. No sé exactamente qué quiere decir todo esto, pero lo cierto es que me alegra. Me hace sentir bien. Me hace pensar que hay cierta esperanza.

lunes, 27 de octubre de 2008

El fútbol según Hitchcock (II)

Una semana después de la gran interpretación en el Calderón, volvía a la carga el Atlético, esta vez frente al Villarreal y esta vez, el listón estaba alto, muy alto. El público ya lo sabía todo de sorpresas, suspense y finales no aptos para cardíacos. Esta vez había que plantear algo diferente. Y la verdad es que los guionistas estuvieron (casi) a la altura.

Para empezar, tras varias funciones donde el Atlético encajaba un gol en los primeros segundos, optaron por un comienzo diametralmente opuesto. En esta ocasión fue el equipo rojiblanco el que golpeó primero. Con apenas un minuto de partido, una jugada de ensueño y un zapatazo desde la frontal inauguró el marcador. 0-1. Simão sonreía. Sabía que el guión le reservaba aún más protagonismo.

El público se preguntaba: ¿será un espejismo? Pero no, el dominio del Atlético se hacía evidente minuto a minuto y así, tras una gran galopada por la banda, Simão servía a Forlán, y el uruguayo fusilaba a su ex equipo y, como no, lo celebraba por todo lo alto. 0-2. Esta vez no habría suspense, no habría emoción. El partido estaba controlado y la ventaja era suficiente. O eso parecía. Porque los guionistas buscan cualquier excusa para dotar de interés a sus partidos. Y los del Atleti quizá carezcan de otros ingredientes, pero interés lo que se dice interés, lo tienen a raudales. Para reforzar su teoría, obligan a un futbolista a irse al vestuario antes de tiempo. Banega, el joven centrocampista argentino finge un ataque de locura y en el cénit de su actuación, se recorre todo el campo para, a más de setenta metros de su portería noquear a un rival en una situación totalmente intrascendente. Segunda amarilla: el Atlético se queda con diez. El arbitro, esta vez un secundario de lujo, pita el final de la primera parte. Los jugadores enfilan el túnel de vestuarios a repasar el guión. Lo bueno aún está por llegar.

Comienzo del segundo acto. Se abre el telón, pasan un par de minutos y el Villarreal marca. Tal cual. El público no se sorprende esta vez. Se venía venir. El gol era tan obvio como predecible. Un disparo desde 30 metros que Leo Franco deja entrar en su portería descaradamente da comienzo al brutal ataque del submarino amarillo. Un ataque con corazón, cabeza, táctica y técnica. Son buenos jugadores y mejores actores. En los siguientes quince minutos no sólo empatan (Llorente, minuto 51), sino que se ponen por delante (Gonzalo, minuto 58) y hasta consiguen otro gol de ventaja (Rossi, minuto 68). La afición del Atlético busca, impotente, una respuesta a lo que está viendo, mientras el público local disfruta de la remontada sabiendo que ahora sí, el partido les pertenece. Pero si la historia nos ha enseñado algo, es que los del Manzanares son capaces de todo, de lo peor pero también de lo mejor.

Hitchcock lo explica a la perfección: un hombre -el malo- llega a una sala y coloca una bomba bajo una mesa. Se marcha y al poco tiempo, una mujer -la buena- entra en el mismo cuarto, se sienta y empieza a comer, sin saber que hay una bomba a medio metro de ella. El público sufre porque es una acción muy natural alterada por un elemento letal. Así es el Atlético: una bomba de relojería. Porque, a falta de siete minutos para el final, Simão, disfrutando de su papel protagonista, se hace con el balón en el centro del campo y sale disparado hacia la meta rival, se deshace de un par de defensas, encara al portero y le bate con gran habilidad. El campo se queda en silencio. Los jugadores del Villarreal se miran unos a otros con cara de preocupación. Y no es para menos, ya que apenas dos minutos después, una vez más Simão -siempre Simão- se dispone a lanzar una falta desde gran distancia. Balón al área. Todos los jugadores amarillos y rojiblancos reunidos en unos metros. Se respira la tensión. El balón toma altura, sale despacio de las botas del portugués aunque empieza a tomar velocidad según se acerca a la portería. Todos los futbolistas saltan, hay empujones, una nube de cabezas intenta atacar o defender, pero sólo una destaca entre todas, sólo una consigue golpear el cuero. Es Raúl García. Y es gol. Así es el Atlético de Madrid. Y así son sus partidos: una locura.



PD: El desenlace pudo haber sido épico. En los cuatro minutos que aún se disputaron, el Atlético disfrutó de otra ocasión que perfectamente pudo acabar con el tanto de la victoria pero sospecho que el guionista no supo sacar todo el partido a su imaginación. O tal vez su imaginación estaba exhausta tras tantas emociones. Ocho goles, esta vez, fueron suficiente. Habrá que esperar a la próxima función. El espectáculo debe continuar.

viernes, 24 de octubre de 2008

¿Crisis?

Dicen que las crisis son situaciones dificultosas o complicadas. Me pregunto cuantas personas viven en España una situación realmente difícil. Y me pregunto qué es verdaderamente una situación difícil: ¿no poder pagar la hipoteca? ¿No poder irse de vacaciones? ¿No poder cambiar el coche por el último modelo de ocho cilindros?

Me pregunto qué carajo es una crisis en realidad. ¿Carteles de "se vende" en la mitad de los pisos de las grandes ciudades? ¿Debates políticos de cuarta división? ¿Titulares alarmantes con siniestras intenciones? Pero, sea lo que sea, sobre todo me pregunto a cuántos ni les afecta, ni les interesa y lo que es peor: ¿cuántas personas se van a beneficiar de todo esto?

jueves, 23 de octubre de 2008

martes, 21 de octubre de 2008

Soy alcohólico. Soy drogadicto. Soy homosexual. Soy un genio.


Larry Grobel
: ¿Ha leído algo de Jacqueline Susan o de cualquier otro autor de éxitos de público como Irving Wallace o Harold Robbins?

Truman Capote: No. Lo único que hago es divertirme a costa de ellos. (Risas.) ¡Yo provoqué la muerte de Jacqueline Susan! Yacía en la cama, muriéndose de cáncer. Yo no lo sabía. Yo estaba en la televisión y alguien me preguntó lo que pensaba de Jacqueline. Y yo dije: "parece un camionero travestido." Y ella estaba viendo el programa. Se cayó de la cama. (Risas.) Su marido la recogió. Empezó a echar sangre por la boca y no se recuperó. Me demandó y me pidió un millón de dólares. (Risas.) Le dijeron que haría mejor en retirar la demanda, porque lo único que tenían que hacer era llevar a la sala del tribunal a diez camioneros y ponerlos en el estrado de los testigos para que perdiera el caso. Porque efectivamente parecía un camionero travestido. (Risas.)

Conversaciones íntimas con Truman Capote. Lawrence Grobel, 1985.

domingo, 19 de octubre de 2008

El fútbol según Hitchcock


Evidentemente, lo que sucede en el fútbol no es casual. Es un secreto a voces que existe un pequeño grupo de guionistas que se encargan de planificar y redactar todos los partidos. Los futbolistas y los árbitros -sus protagonistas- se limitan a representar el papel que se les ha encargado. Y nunca pueden salirse del guión, claro está. Para eso les pagan.

Estos guionistas suelen recurrir a las viejas fórmulas del fútbol, a las que saben que funcionan: goles, polémica, expulsiones, cosas así. Pero siempre con una relativa igualdad para que el personal no se mosquee demasiado. A veces ganan unos y a veces otros. Así son las cosas y así se mantiene el equilibrio.

Pero al parecer hay un guionista díscolo; uno que va a su rollo. Un tipo -se rumorea que un gran bebedor- que se salta las normas; dicen que es un enamorado del suspense y lo que es peor: del Real Madrid. Ayer, en el encuentro del Atlético frente a su eterno rival, el muy cabrón se lució. El tío sacó lo más retorcido de su repertorio a relucir. 

Al igual que Alfred Hitchcock aparecía al principio de sus películas -y de forma muy visible- para que los espectadores dejaran de buscarlo en la pantalla y se centraran en la historia, el guionista optó por un gol madrugador -terriblemente madrugador- para que todo el mundo dejara de buscarlo y se centrara en el espectáculo. Muy inteligente.

Al arbitro, otro de los actores principales, el guionista le reserva un papel crucial: es el tipo que parece que va con los americanos pero que en realidad ayuda en secreto a los rusos. Primero anula un par de goles legales al Madrid -dos de cal- y después le saca la tarjeta roja a Perea -una de arena-. Al rato expulsa a Van Nistelrooy -más cal- y finalmente, en el último instante, tras un partido plagado de errores, toma su única decisión acertada y mata a los locales. Cuando todo el mundo pensaba que era el bueno, en realidad era un agente doble.

Tras el gol inicial y las dos expulsiones, el Atleti se lanza a la carga, obvio. La trama está servida. Una y otra vez lo intenta pero no puede. El tiempo pasa y el final parece acercarse. Pero aquí viene la primera parte de la sorpresa. Minuto noventa: una falta en la frontal. Simao toma aire, coge carrera y chuta. El balón se alza, supera con estilo la barrera y se cuela en el fondo de la red. La euforia se despierta, la alegría en el estadio se desata. El Atlético consigue empatar el partido en el último instante. Un buen final para una buena historia de suspense. Pero no para una obra maestra. No a la altura de Hitchcock. Falta una vuelta más, un último giro. El arbitro, quien previamente se había lesionado, añade seis minutos de prórroga. Lo lógico sería ver al equipo local atacando en busca de una victoria épica, pero ocurre todo lo contrario y en el último segundo, en el último suspiro, cuando todo parecía acabado, el arbitro hace sonar su silbato y pita penalti en contra del Atlético. El estadio se queda en silencio a la espera de la sentencia final. Nadie se lo puede creer, pero el guionista no lo duda. Implacable, decide que el portero roce con sus guantes el balón, pero que sea incapaz de evitar el drama final. El balón entra, el partido se acaba, la historia se repite.

jueves, 16 de octubre de 2008

Un chien andalou



Descubro, con gran inquietud, que tanto Pierre Batcheff como Simone Mareuil, dos de los actores protagonistas de "Un perro andaluz" se suicidaron. Él se envenenó con Veronal poco después del rodaje; ella tardó un poco más, pero finalmente la muy bestia se empapó con gasolina y se quemó viva en una plaza pública. 

Creo que Buñuel murió de algún tipo de cáncer. Dalí, de viejo, de un paro cardíaco o algo así después de sufrir como un perro tras la pérdida de Gala. A su cadáver le extrajeron las vísceras y le inyectaron un conservante a base de formol. Vamos, que embalsamaron al tío. Y después del funeral, el féretro fue trasladado a hombros a su mausoleo por unos tipos ataviados con un uniforme diseñado por el propio Dalí. Surrealista, no podía ser de otra manera.

miércoles, 8 de octubre de 2008

Conversaciones con Al Pacino, 1996

Casi 20 años después de su primer encuentro, Grobel charla de nuevo con Pacino y éste saca a relucir su lado más cínico y bromista. Un cachondo, como era de esperar.

Lawrence Grobel
: Has recibido reconocimientos del Festival de Cine de Venecia, del Museo Americano de la Imagen Móvil, los Globos de Oro. ¿Cómo te ha afectado toda esa gloria?
Al Pacino: Creo que mi estilo en el pádel ha mejorado. [Enciende un cigarrillo.] Cada vez que pierdo un punto pienso en mis premios y entonces me recupero.

LG: Creía que habías dejado de fumar.
AP: Éstos son de hierbas. No te mueres de cáncer, sino de aburrimiento. Pero huele a marihuana, así que pareces guay.

LG: ¿Cuándo te fumaste un porro por última vez?
AP: Fumé porros hace muchos años. No era demasiado asiduo pero de vez en cuando me gustaba fumar mientras bebía vino.

LG: ¿Por qué lo has dejado?
AP: Los alucinógenos o las sustancias que alteran la mente me dan miedo. Hace que me sienta mudo. Es como vivir en una especie de malla: te quitan el poder, la energía, le quitan fuerza a la vida.

Vito y Michael

Por puro aburrimiento y mientras se me ocurre algo mejor que hacer, me he dedicado a revisar la filmografía completa de Pacino y, ayudado por las Conversaciones con Lawrence Grobel, la verdad es que sigo pensando que es un tipo fascinante. Muy pasional, muy intenso. Un genio, vamos.

Pero lo cierto es que tanto él, como su buen amigo De Niro se podían haber ahorrado su última broma juntos. Lo sé, tienen ya 68 y 65 años respectivamente. Y muchos gastos, supongo. No obstante, la película, además de predecible, es sencillamente irrelevante. Sospecho que si nunca la hubieran hecho, nadie la habría echado en falta.

Pero bueno, a estas alturas, ni Pacino ni De Niro tienen que demostrar gran cosa a nadie. Son dos monstruos de la interpretación, eso está claro, y ambos han tenido una vida realmente intensa, lo cual no está nada mal. Son los putos Padrinos, y poco más hay que decir.

Si lo pienso un poco creo que me cae mejor Al, aunque tengo que reconocer que siempre me hizo mucha gracia el hecho de que Bobby sólo se lía con tías negras.

martes, 7 de octubre de 2008

Recuerda


Spellbound es su título original. Ingrid Bergman y Gregory Peck, sus actores principales. Y Dalí fue el tipo que se encargó de hacer realidad los sueños.

Es curioso, pero con Hitchcock me pasa lo que con muy pocas personas: me gusta todo lo que hace.

Recuerdo






Hace muchos años, casi por casualidad, cayó  un libro suyo en mis manos. Era muy grande, casi más grande que yo, aunque lo que más llamó mi atención era la cantidad de fotografías que tenía. Y claro está, que había mogollón de tías y todas ellas estaban muy buenas. Sospecho que por aquel entonces yo no sabía muy bien qué era el erotismo, pero recuerdo que me fascinó. 

sábado, 4 de octubre de 2008

miércoles, 1 de octubre de 2008

La casa irreal


Como estamos en crisis, este año sólo le tocan 9 kilos para distribuir como a él le venga en gana. Una vergüenza.