Cientos de personas se congregan allí para beber, fumar, reír y sobre todo para hablar, la gente nunca deja de hablar. En sus seis pisos, se puede encontrar de todo: ropa gratis, una pequeña biblioteca, unas vistas maravillosas que dominan todo el barrio, talleres de todo tipo y por supuesto, alguna que otra reunión clandestina... La verdad es que estos tipos no se lo montan nada mal. Cada vez que me paso por allí tengo buenas sensaciones.
Resulta divertido caminar sin rumbo por las entrañas del edificio. Siempre pasan cosas interesantes. En la cocina, en el bar, en la azotea o en cualquiera de sus docenas de salas se suelen ver escenas curiosas. Desgraciadamente, no se pueden contar: lo que pasa en el patio, obviamente se queda en el patio.
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