En varios poblados de Nigeria, si quieres ir de tipo duro, la cosa está difícil. Para empezar, si no eres un negro de metro noventa y más de cien kilos de puro músculo, estás en desventaja. Y si además, no tienes una gigantesca hiena como mascota, directamente estás jodido.
Algunos de sus dueños llevan, además, huesos en lugar de palos. Espero que no sea de algún fotógrafo blanquito que se pasó de listo.
Lo cierto es que, para que negarlo, tanto los tipos como sus bichos acojonan un poquito. Quizá sea porque no sonríen. O tal vez sea porque -y esto es peor aún- no tienen ningún motivo para sonreír.
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