Tengo la sensación de que el orden de la Santísima Trinidad ha cambiado definitivamente. Las drogas han desbancado al sexo y por supuesto, a la música. Ahora los artistas optan por: a) colocarse; b) follar -si sus parejas no están entre rejas o bajo tierra, claro- y c) si tienen algo de tiempo libre entre dosis y dosis, cantan un rato, se meten algún Grammy -y muchos millones- en la buchaca y pa´casa. Una vergüenza.
Algunos, como Jagger, Bowie, Springsteen o Dylan mantienen el tipo, pero la lista de los caídos es interminable: Vicius, Morrison, Jones, Joplin, Hendrix, Marley o Elvis por sólo citar a los más grandes. Quizá pronto Amy se una a ellos. Menudo conciertazo organizarán en el Infierno. Aunque tal vez esperen a Ketih para dar el pistoletazo de salida.
Y como nos pongamos a hablar de actores, tenemos para un rato. La reciente muerte de Heath Ledge es tan sólo la última de otra lista tan larga como siniestra. Un desastre. Aunque algunos se despidieron a lo grande: Robin Williams y John Belushi echaron una carrera de coca en su suite del Hotel Chateau Marmont de Hollywood. Se llegó a comentar que cuando llegó el forense había una super raya de unos tres metros de longitud en el suelo. Belushi ganó, claro.
PD: ¡Aguanta, Antonio!
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