El cenicero a rebosar. El aire aún huele a whisky. Restos de polvo blanco sobre libros. Vasos vacíos. Recuerdos...
Las grandes noches suelen acabar en casa.
La mala noticia es que no hay chicas medio desnudas durmiendo en el sofá. La buena es que tampoco hay cadáveres.
sábado, 12 de abril de 2008
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