¿Y todavía alguien piensa que el problema está resuelto? ¿O que tal vez está en vías de resolverse? Porque no es así.
Cuando las autoridades -y los conductores- empiecen a entender que nos enfrentamos a un problema social y no a una serie de accidentes, quizá comience a cambiar algo.
Hasta entonces, tan sólo nos queda brindar por los que ya no están.
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