
A mí me recuerda un poco a Russell Crowe en "Gladiator". Siempre en la arena, siempre lleno de sangre (propia y ajena) y con una mirada que asustaría hasta al germano más duro. En la plaza, cuando está José Tomás, el asunto va en serio, muy en serio. O tú o yo -le dice al toro sin hablar-, pero de aquí sólo saldrá uno por su propio pie.
Ayer le tocó a él salir vivo. Cojeando, sangrando y dolorido pero por su propio pie. Cinco toros no tuvieron tanta suerte. En la próxima cita, ¿quién sabe?
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