A Barak, por el contrario, las cosas le van -de momento- bastante mejor. Hoy estuve viendo la fiesta de investidura completa y la verdad es que se montó un buen fiestón. Amigos que han estado allí, así lo confirman. Hubo varias imágenes curiosas, como cuando apareció en escena Bruce Springsteen rodeado por un gigantesco coro de mujeres completamente vestidas de rojo. En el escenario, él, armado con su guitarra, con el pelo completamente despeinado por el viento y muy, muy abrigado -hacía un frío de mil demonios- se lanza a cantar The Rising, con las mujeres haciéndole el coro. El frío casi no le deja cantar, mueve sus dedos muy rápido no tanto por el ritmo sino para que no se le congelen. Su voz suena como el hielo, y las mujeres que cantan a su espalda se parten de risa y se ponen a bailar para entrar en calor. Una escena un tanto ridícula. Barak miraba atento, aunque no parecía disfrutar demasiado. Estaría algo nervioso, supongo. Al fin y al cabo, era su fiesta, desde ese día, se convertía oficialmente en el Rey del Mundo.
Volviendo a Kenia, donde tal vez George Obama esté pasando la noche en un mugriento calabozo por fumarse algo de hierba, surge un interesante dilema. Teniendo en cuenta que, para Barak, su hermanastro George es un auténtico desconocido -sólo se han visto dos veces en la vida-, ¿tendría algún sentido que él, uno de los hombres más poderosos de la tierra, chasqueara los dedos y cambiara, en un abrir y cerrar de ojos, la vida de su hermano?
2 comentarios:
La respuesta es clara, una persona que llega a presidente de los EEUU no puede dejar a su hermanastro así, yo sin duda alguna le bombardearía la chabola.
Me imagino que les pondrá un rancho en Virginia... sobre todo para que no estén dando titulares a la prensa canalla desde las barriadas de Nairobi durante todo su mandato presidencial. La familia es como las pecas... nunca te la puedes quitar de encima!!!!!
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