sábado, 10 de mayo de 2008

Muerte dulce


Un fotógrafo alemán, Walter Schels, presenta una exposición en la que se muestran retratos de enfermos terminales fotografiados antes y después de morir. La resignación se contempla en sus ojos, vacíos de cualquier esperanza.

La muerte -al igual que la vida- nos acompaña desde que nacemos y aún así, no somos capaces de encajarla del todo bien. Es una lástima.

3 comentarios:

WODEHOUSE dijo...

Vaya...es que cuando nos toca de cerca...nos resistimos a encajar estas cosas. pero siempre siempre he estado a favor de la vuluntad del paciente a la hora de decidir sobre qué hacer con su vida. A menudo no queremos escucharles, es un amor mal entendido el hecho de aferrarnos tanto a ellos y no querer que se marchen tranquilos...
Vaya, este tema me afecta mucho ahora. ya sabes.

Tú o yo dijo...

Ni quiero encajarla. ¿Cómo viviría sabiendo que no volveré a verla? Son muy crueles esas fotos. No me gustan.

Capitán Haddock dijo...

La vida es cruel. Se deleita en hacer sufrir. Por eso hay que valorar -y disfrutar- las excepciones: los buenos momentos.