Un fotógrafo alemán, Walter Schels, presenta una exposición en la que se muestran retratos de enfermos terminales fotografiados antes y después de morir. La resignación se contempla en sus ojos, vacíos de cualquier esperanza.
La muerte -al igual que la vida- nos acompaña desde que nacemos y aún así, no somos capaces de encajarla del todo bien. Es una lástima.
3 comentarios:
Vaya...es que cuando nos toca de cerca...nos resistimos a encajar estas cosas. pero siempre siempre he estado a favor de la vuluntad del paciente a la hora de decidir sobre qué hacer con su vida. A menudo no queremos escucharles, es un amor mal entendido el hecho de aferrarnos tanto a ellos y no querer que se marchen tranquilos...
Vaya, este tema me afecta mucho ahora. ya sabes.
Ni quiero encajarla. ¿Cómo viviría sabiendo que no volveré a verla? Son muy crueles esas fotos. No me gustan.
La vida es cruel. Se deleita en hacer sufrir. Por eso hay que valorar -y disfrutar- las excepciones: los buenos momentos.
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